La
personalidad se va desarrollando desde niños, a base de las experiencias y
enseñanzas a las que se exponen. Quizás han escuchado del aprendizaje por
modelaje que consiste en que el niño aprende de las costumbres, conductas y
modos de hablar e interactuar de los padres. Esa teoría explica que todo lo que
los niños ven que hacen padres estos lo imitan. Alfred Bandura es el creador de
esta teoría. Desde mi experiencia como psicóloga he visto que esta teoría apoya
muchas de las conductas que los niños están reproduciendo y por la cual los
padres los llevan a terapia. Como por ejemplo el resolver sus problemas
peleando o gritándole a otros. Sino queremos que nuestros niños griten tenemos
que hablarles en un tono moderado y agradable. Hago esta apertura al tema que
deseo exponerles ya que sienta la base para el desarrollo del mismo. Los
detalles de la vida y con esto me refiero a la interacción con las personas, en
interesarse por lo que a otros le sucede, expresar sus sentimientos, buscar
agradar a sus seres queridos y ser empáticos con los demás.
La
empatía y el amor por el prójimo es algo que el individuo aprende desde su
infancia, cuando el niño ve a papá que ayuda al
vecino, que es bondadoso con mamá, que la
entiende cuando esta cansada. Cuando mamá habla con dulzura a papá y le ayuda, son ejemplos de cómo el niño aprende a importarle lo
que otros sienten. Cuando los padres tienen detalles de regalos, postales, el
pastel de cumpleaños de los miembros de la familia. La celebración de los
logros, navidad, eventos importantes de la familia. El decir presente en
momentos de dolor. Son parte de la enseñanza que damos nuestros niños desde que nacen. El niño es un
ser muy observador y así mismo reproduce la conducta adulta y va asociando en
su mente el como se debe conducir en diferentes momentos de la vida. A través del
juego y de la interacción social vamos observado como el niño va reproduciendo
eso que va aprendiendo.
Muchas
personas hablan de que sus parejas no son cariñosas, no son detallistas o que
no les ayudan. Si bien podría usted decir que nadie es perfecto para justificar
estas conductas también podemos ver que muchas de estas personas no llevan a
cabo estas acciones porque no tuvieron un modelaje. Vivieron en hogares donde
los padres no se expresaban amor o que simplemente no se saludan al llegar ni
despedirse. Donde pasaban los cumpleaños por desapercibidos. Donde los elogios
por el trabajo bien realizado faltaban.
Todas esas costumbres bonitas que deseamos que se manifiesten muchas
veces no son existentes porque no se aprendieron en el crecimiento. Me decía una paciente en un momento, doctora
mi esposo es “seco” no me abraza, no hace regalos, no tiene atenciones conmigo.
Para esta mujer esos detalles eran importantes porque era lo que esperaba de su
pareja. Y su pareja respondía, "yo nunca he sido de esa forma pero yo la
quiero, ella lo sabe". Pero esos detalles de la vida que la mujer esperaba
iban mas allá de lo que los ojos de su esposo podían ver. Indagando en la entrevista
este hombre nunca vio a su padre
teniendo estos detalles, ni a su madre reclamar por ello. Y como este ejemplo
muchos otros también de caballeros que esperan de su pareja afectividad
acercamientos pero no sabían transmitirlos. Aclaro también que estas conductas
pueden tener otras explicaciones pero quiero llevarles a reflexionar en la
importancia que tiene enseñar a los
hijos los detalles de la vida, la expresión de sus sentimientos, la empatía y
la solidaridad con los demás seres humanos. Es importante la enseñanza académica
pero tenemos que dar tiempo a enseñar a los niños
estos elementos que ayudaran a ser seres humanos expresivos, cariñosos, empáticos.
Interesados por el amor familiar, niños que cuando usted sea envejecido le
cuidaran. Hijos que expresaran amor a sus parejas. Que tendrán detalles con
usted el día de los padres dedicándole tiempo, el día de las madres enviando
una tarjeta y una flor. Estando en su vida comunicándose a menudo a pesar de
estar lejos. Lo que sembremos ahora en nuestros niños y nuestra juventud será la
cosecha de nuestros sueños en el mañana.
Dra. Janice Calderón Cruz
Psicóloga Clínica
787-850-4720
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